
Sonriendo con facilidad...y haciendo los primeros cambios en el guardarropa
Me preparo para la gran expansión, hice mis primeras compras maternales. No para ti queridito, son para mí. Las compras de tus ropitas y accesorios vendrán más tarde, cuando ya no pueda dormir porque luchas con mi columna vertebral por más espacio.
Me quedé cautivada con todas las cositas tiernas y hermosas que solemos lucir las mamas, y yo estoy feliz porque me permitirás llenar esas bolsitas de tela con el contenido (ósea tú) de mi panza.
Comienzo a sentir la necesidad de tus patadas, y el recorrido incansable de tus pies por la superficie interna de mi vientre. Quiero ser ya una vaca, quiero sentirte completito!...y bueno ahora estoy conformándome con seguir consejos para tu bienestar, como el ponerte música, sobre todo a la hora del baño, para que te acostumbres al agua, y no te parezca un intento de asesinato el primer chapuzón.
Y dejando de lado lo trivial, hoy pensé y con ayuda de alguien pude entender que una de las principales metas es evitar que nuestros hijos sufran, sobre todo si nos sentimos mártires en ese sentido de la vida: El Dolor.
No podré estar detrás de ti siempre, recogiendo lo que tires, o recogiéndote a ti. Pero se que si pudiera lo haría sin dudar aunque eso implicaría hacerte un daño a largo plazo.
Sólo quiero que no te falte nada de lo necesario para vivir. Sólo quiero que despiertes con ganas de seguir día con día, y que no consideres inútil el respirar, ni el estar aquí a mi lado o sin mí.
Quiero que seas alguien diferente a mí, ya eres especial y no solo para mí, porque hay muchas personas que están tirando baba por ti. Y mucha!
Creo que dentro de mí estas jugando con mis glándulas, tengo sueño y cambios de humor repentinos. A veces con un aburrimiento tremendo que solo se aplaca con mis dedos jugando en mi ombligo y mi mente viajando a mil, hablándote y pensándote como jamás lo hice con nadie.
Bebecito mío, hijo de mi corazón, fruto de esta mujer que te ama.
Sé que aún no hago nada tangible además de llevarte en mi vientre, pero mis memorias son un legado de tinta para ti, para cuando crezcas y me preguntes: Mamá, como fue tu embarazo??, nene; contestaré, te leía esto día con día, para darte una bienvenida suave, además porque disparabas mis dedos de manera inverosímil, obligándome a drenar toda la belleza que llevaba en mi vientre y grabarla para ti, en ese momento, y ahora.
Me preparo para la gran expansión, hice mis primeras compras maternales. No para ti queridito, son para mí. Las compras de tus ropitas y accesorios vendrán más tarde, cuando ya no pueda dormir porque luchas con mi columna vertebral por más espacio.
Me quedé cautivada con todas las cositas tiernas y hermosas que solemos lucir las mamas, y yo estoy feliz porque me permitirás llenar esas bolsitas de tela con el contenido (ósea tú) de mi panza.
Comienzo a sentir la necesidad de tus patadas, y el recorrido incansable de tus pies por la superficie interna de mi vientre. Quiero ser ya una vaca, quiero sentirte completito!...y bueno ahora estoy conformándome con seguir consejos para tu bienestar, como el ponerte música, sobre todo a la hora del baño, para que te acostumbres al agua, y no te parezca un intento de asesinato el primer chapuzón.
Y dejando de lado lo trivial, hoy pensé y con ayuda de alguien pude entender que una de las principales metas es evitar que nuestros hijos sufran, sobre todo si nos sentimos mártires en ese sentido de la vida: El Dolor.
No podré estar detrás de ti siempre, recogiendo lo que tires, o recogiéndote a ti. Pero se que si pudiera lo haría sin dudar aunque eso implicaría hacerte un daño a largo plazo.
Sólo quiero que no te falte nada de lo necesario para vivir. Sólo quiero que despiertes con ganas de seguir día con día, y que no consideres inútil el respirar, ni el estar aquí a mi lado o sin mí.
Quiero que seas alguien diferente a mí, ya eres especial y no solo para mí, porque hay muchas personas que están tirando baba por ti. Y mucha!
Creo que dentro de mí estas jugando con mis glándulas, tengo sueño y cambios de humor repentinos. A veces con un aburrimiento tremendo que solo se aplaca con mis dedos jugando en mi ombligo y mi mente viajando a mil, hablándote y pensándote como jamás lo hice con nadie.
Bebecito mío, hijo de mi corazón, fruto de esta mujer que te ama.
Sé que aún no hago nada tangible además de llevarte en mi vientre, pero mis memorias son un legado de tinta para ti, para cuando crezcas y me preguntes: Mamá, como fue tu embarazo??, nene; contestaré, te leía esto día con día, para darte una bienvenida suave, además porque disparabas mis dedos de manera inverosímil, obligándome a drenar toda la belleza que llevaba en mi vientre y grabarla para ti, en ese momento, y ahora.
Pic: Sometimes by Luminatii
No hay comentarios:
Publicar un comentario