
La tarde angustiosamente roja se mece sobre las espaldas de los transeúntes.
Observo señoras con bolsas de compras caballeros con portafolios impecables, orates vagabundos que esperan...nada.
Miro hacia el sol...Me encanta sentirme cegada por algo fuera de mi control...
El negro sobre mi piel quema, pero no puedo moverme del lugar...Tengo que esperar
esperar algo...Quizás el bus de las 5 quizás algo mas.
Miro calle abajo...sentada en donde estoy tengo una perspectiva agradable de las personas que apresuradas intentan con grandes malabares alcanzar y superar a la que esta delante.
Avanzan, avanzan...al ritmo de la monótona
rutinaria, decadente, inanimidad de sus vidas.
Dos chicos me miran, yo no hago caso sus fosas tienen dos líneas que me recuerdan las del asfaltado y miro hacia allí.
Dos conductores discutiendo, ninguno tan tonto como para bajarse e iniciar físicamente una estúpida batalla por nada y para nada.
Un cuadro entonces llama mi atención, Veo vida...Veo un rostro sonreír sinceramente veo, que alguien esta alejado como encerrado en una burbuja y no se deja afectar por toda
la confusión reinante y hastiosa de su alrededor.
Una niña, su madre...riendo, comiendo helados... ella tiene una pelota, y su rostro demuestra el verdadero disfrute de algo tan simple en apariencia, el disfrute y el placer de estar un momento con la persona que la ama y sentirse protegida por ella...Virgilia sentiría celos.
Me siento de piedra...Me duelen los huesos, de pronto miro mis pies...y solo hay dos botas sucias y llenas de polvo, no recuerdo haber estado en un lugar sin la presencia del pavimento, quizás no es tierra, sino polvo de los huesos de mis victimas que arrinconados en un lugar pisoteé hasta la muerte.
La suciedad de las ratas es visible aun a la distancia en la que estoy, las alcantarillas emanan a esta hora uno de los efluvios mas venenosos...temo por la niña. Cualquier cucaracha blanca de desagüe podría alcanzarla... Y dañar su bella sonrisa.
Semáforo en verde...todo paso muy rápido... Un oficinista demasiado apresurado para ir a ver a su amante al hotel de la esquina tropezó con la niña y su pelota rodó hasta el pavimento...
Todo paso muy rápido.
Mama estaba pagando al heladero, no miro a tiempo...
No siento mas dolor, estoy súper liviana... El viento me da en la cara y miro a mi lado llevo de la mano a aquella niña, quien me mira asustada, le sonrío tranquilamente, se que todo estará bien, ella me dice simplemente extrañare a mama...
Yo lo se mejor que nadie le digo.
Doy un ultimo vistazo allá abajo, se detuvo un rato el espectáculo del rojo atardecer...ahora es la noche y la desgracia pasajera la que se mece sobre los transeúntes, la madre llora teniendo en los brazos al cuerpo de su hija...quien tiene aun en la mano el barquillo del helado,
Y a sus pies la pelota que había corrido a rescatar.
El viento me da en la cara... la niña a mi lado cogida fuertemente de mi mano, el negro de mi capa ya no quema,
ahora me abriga del frió que cala mis huesos desnudos.
Observo señoras con bolsas de compras caballeros con portafolios impecables, orates vagabundos que esperan...nada.
Miro hacia el sol...Me encanta sentirme cegada por algo fuera de mi control...
El negro sobre mi piel quema, pero no puedo moverme del lugar...Tengo que esperar
esperar algo...Quizás el bus de las 5 quizás algo mas.
Miro calle abajo...sentada en donde estoy tengo una perspectiva agradable de las personas que apresuradas intentan con grandes malabares alcanzar y superar a la que esta delante.
Avanzan, avanzan...al ritmo de la monótona
rutinaria, decadente, inanimidad de sus vidas.
Dos chicos me miran, yo no hago caso sus fosas tienen dos líneas que me recuerdan las del asfaltado y miro hacia allí.
Dos conductores discutiendo, ninguno tan tonto como para bajarse e iniciar físicamente una estúpida batalla por nada y para nada.
Un cuadro entonces llama mi atención, Veo vida...Veo un rostro sonreír sinceramente veo, que alguien esta alejado como encerrado en una burbuja y no se deja afectar por toda
la confusión reinante y hastiosa de su alrededor.
Una niña, su madre...riendo, comiendo helados... ella tiene una pelota, y su rostro demuestra el verdadero disfrute de algo tan simple en apariencia, el disfrute y el placer de estar un momento con la persona que la ama y sentirse protegida por ella...Virgilia sentiría celos.
Me siento de piedra...Me duelen los huesos, de pronto miro mis pies...y solo hay dos botas sucias y llenas de polvo, no recuerdo haber estado en un lugar sin la presencia del pavimento, quizás no es tierra, sino polvo de los huesos de mis victimas que arrinconados en un lugar pisoteé hasta la muerte.
La suciedad de las ratas es visible aun a la distancia en la que estoy, las alcantarillas emanan a esta hora uno de los efluvios mas venenosos...temo por la niña. Cualquier cucaracha blanca de desagüe podría alcanzarla... Y dañar su bella sonrisa.
Semáforo en verde...todo paso muy rápido... Un oficinista demasiado apresurado para ir a ver a su amante al hotel de la esquina tropezó con la niña y su pelota rodó hasta el pavimento...
Todo paso muy rápido.
Mama estaba pagando al heladero, no miro a tiempo...
No siento mas dolor, estoy súper liviana... El viento me da en la cara y miro a mi lado llevo de la mano a aquella niña, quien me mira asustada, le sonrío tranquilamente, se que todo estará bien, ella me dice simplemente extrañare a mama...
Yo lo se mejor que nadie le digo.
Doy un ultimo vistazo allá abajo, se detuvo un rato el espectáculo del rojo atardecer...ahora es la noche y la desgracia pasajera la que se mece sobre los transeúntes, la madre llora teniendo en los brazos al cuerpo de su hija...quien tiene aun en la mano el barquillo del helado,
Y a sus pies la pelota que había corrido a rescatar.
El viento me da en la cara... la niña a mi lado cogida fuertemente de mi mano, el negro de mi capa ya no quema,
ahora me abriga del frió que cala mis huesos desnudos.
Pic: Why I'm Like This by Girltripped